Cuidados del pie ante un uso agresivo con calzado de montaña
Zonas más frecuentes de rozadura o presión traumática.
Origen e intervención paliativa
Talón
• Bota o botín grande: Ajustar con más calcetines y plantillas.
• Botín muy suelto: Atar los cordones con más tensión.
• El pie queda suelto. Sujetar el empeine con los ganchos, y si fuera necesario, cerrar la caña de la bota.
• Botín deteriorado; efecto “sierra” por las irregularidades creadas al romperse o desgastarse el acolchado interno: Pegar cinta americana, creando una zona lisa.
• Botín conformable; no conformado: Conformar en caliente para que adquiera la forma de nuestro pie.
• Foqueo de largas zonas llanas: Poner alzas, lo que hace que el paso sea más corto y haya menos movimiento en el talón, porque el pie se desplaza hacia adelante.
• Subir sin alzas habiendo pendiente: Poner alzas en todo momento. Poner alzas máximas. Evitando el movimiento excesivo del talón.
Punta de los dedos (uñas negras)
• Bota o botín pequeño: Utilizar calcetín más fino y quitar la plantilla del botín. De esta forma ganaremos medio número.
• Marcha a pie en bajada: Cerrar fuertemente el empeine para evitar que el pie se desplace hacia adelante y aplicar buen apoyo de bastones para aligerar la carga en el pie.
• Foquear con la bota floja: Llevar el empeine bien sujeto.
• Uso incorrecto de las alzas en zonas suaves. No utilizar las alzas. Subir foqueando sin alzas en todo momento, así el pie se desplaza hacia el talón dando más espacio a los dedos.
• Uñas clavadas, demasiado largas o irregulares. Recortar con tijeras y proteger las zonas afectadas con tiritas.
Planta del pie recalentada o irritada
• Calcetín inadecuado por viejo, basto o sintético. “Efecto lija”. Cambiar o quitar el calcetín. Proteger con esparadrapo o compeed si hay daño en la piel.
• Bota o botín grande: Rellenar con más calcetines y plantillas. Cerrar bien el empeine para que el pie no se mueva.
• Exceso de transpiración (efecto pies mojados) sobre todo en botines conformables: lavar, enfriar y secar el pie. Aplicar polvos de talco al botín y crema hidratante al pie.
• Exceso de temperatura: No utilizar calcetines de lana o térmicos. Usar mejor un calcetín fino de hilo de algodón. Enfriar el pie de vez en cuando descalzándose y aplicar agua o nieve.
• Plantas sensibles: Podemos aplicar vaselina, crema hidratante o incluso crema solar al pie para conseguir una buena lubricación de la planta y que no haya erosión.
Espinillas erosionadas
• Principio de temporada: Aplicaremos una protección preventiva.
• Espinillas sin depilar: el pelo junto con el sudor hacen el efecto lija. Depilar e hidratar la zona con cremas.
• Bota demasiado cerrada: Soltar todos los ganchos de la bota, caña y empeine, para dar más espacio a la pierna.
• Lengüeta frontal demasiado dura: Cerraremos los ganchos dejando la lengüeta fuera, sujetándola con una cinta holgada o con el propio pantalón. Si el modelo de bota lo permite, quitar la lengüeta.
• Espinillas sensibles: Colocar un acolchado preventivamente.
Zonas traumáticas por presión.
Las zonas del pie que el movimiento acumulan pequeños traumas, pueden hacer de la excursión una tortura. En estos casos tan dolorosos habrá que tomar medidas extremas.
• Posibles defectos del material: remaches, costuras, filos… Proteger, limar o cortar el origen del problema.
• Horma de bota no adecuada a nuestro pie: Vender la bota y comprar otro modelo más idóneo.
• Presión en algún punto de la carcasa, botas de horma estrecha, pies de forma anómala. Deformación de la carcasa plástica por calor en talleres de tiendas especializadas.
• Presión en algún punto del botín. Varias medidas posibles: En los botines conformables es muy importante que adopten la forma de nuestro pie cuanto antes, y eso sólo se consigue conformándolos con calor en talleres especializados
• Colocación de apósitos de ortopedia en forma de rosquilla que repartan la presión alrededor de la zona.
• Cambiar a nuestro botín viejo (si tenemos) para ver si es compatible y comprobar si nos funciona.
• Los botines no conformables que den muchas molestias, sustituirlos por conformables del grosor adecuado a nuestra bota y, por supuesto, conformar.
• En casos extremos, perforaremos el botín por el interior, rebajando su grosor (“la fiesta del cuter”).
Zonas traumáticas por presión.
Las zonas del pie que el movimiento acumulan pequeños traumas, pueden hacer de la excursión una tortura. En estos casos tan dolorosos habrá que tomar medidas extremas.
• Posibles defectos del material: remaches, costuras, filos… Proteger, limar o cortar el origen del problema.
• Horma de bota no adecuada a nuestro pie: Vender la bota y comprar otro modelo más idóneo.
• Presión en algún punto de la carcasa, botas de horma estrecha, pies de forma anómala. Deformación de la carcasa plástica por calor en talleres de tiendas especializadas.
• Presión en algún punto del botín. Varias medidas posibles: En los botines conformables es muy importante que adopten la forma de nuestro pie cuanto antes, y eso sólo se consigue conformándolos con calor en talleres especializados
• Colocación de apósitos de ortopedia en forma de rosquilla que repartan la presión alrededor de la zona.
• Cambiar a nuestro botín viejo (si tenemos) para ver si es compatible y comprobar si nos funciona.
• Los botines no conformables que den muchas molestias, sustituirlos por conformables del grosor adecuado a nuestra bota y, por supuesto, conformar.
• En casos extremos, perforaremos el botín por el interior, rebajando su grosor (“la fiesta del cuter”).