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Cuidados del pie ante un uso agresivo con calzado de montaña

  1. Introducción
  2. Vocabulario específico
    1. Partes de la bota
    2. Partes del pie y zona baja de la pierna
  3. Factores a tener en cuenta
    1. Higiene de los pies
    2. Calcetines
    3. Elección del calzado
    4. Actuaciones posibles ante un calzado adquirido
    5. Factores externos
    6. El pie “enfermo”
  4. Zonas más frecuentes de rozadura o presión traumática. Factores a tener en cuenta
    1. Talón
    2. Punta de los dedos
    3. Planta del pie
    4. Espinillas erosionadas
    5. Zonas traumáticas por presión
  5. Protocolos de actuación
    1. Protocolo de prevención
    2. Protocolo durante la marcha
    3. Tratamiento y curación de ampollas tras la excursión
  6. Material de botiquín anti rozaduras

Introducción

En cuanto a los cuidados del pie con calzado de montaña, en los pies tenemos “sensibilidad diferencial”. Según las personas, tenemos los pies más o menos delicados. Si son muy delicados, pueden ser invalidantes para la actividad. Durante la actividad en la montaña, al estrenar botas, etc, debemos estar atentos a las sensaciones y molestias del pie. Desde el primer momento tendremos que actuar en consecuencia y no dejar que el daño vaya a más.

Aunque tú puedas aguantar el dolor, tus tejidos epiteliales se están destruyendo. Ya sabes que “es mejor prevenir que curar”.

VOCABULARIO ESPECÍFICO

Partes de la bota

A. Carcasa: parte externa de plástico duro. Consta de:

• Pie: parte baja provista de suela.

• Caña: Parte alta articulada con remaches.

• Lengüeta: parte frontal que se abate para meter el pie. Cubre el empeine y la espinilla

• Ganchos de cierre

• Palanca o sistema de bloqueo: esquiar-andar

B. Botín: parte interna acolchada y caliente. Tipos de botines:

• Tradicional: transpirable, suela para andar y cordones de cierre.

• Conformable: hay que tratarlos térmicamente para que adopten la forma de nuestro pie. No llevan cordones y transpiran poco.

C. Plantillas

• De botín: zona donde asienta el pie. Suelen tener forma anatómica.

• De carcasa: se coloca entre la carcasa y el botín, cuando la bota se hace grande con el uso. Sólo viene en algunos modelos.

Partes del pie y parte inferior de la pierna

A. Pie propiamente dicho. Partes del pie.

• Empeine: zona superior
• Dedos: zona anterior.
• Planta: zona inferior. Arco plantar y metatarso.
• Talón: zona posterior. Tendón de Aquiles.

B. Tobillo: articulación entre el pie y la pierna.

C. Pierna baja: Espinilla. Zona anterior (tibia).

Pantorrilla. Zona posterior (gemelo).

Factores a tener en cuenta

Higiene de los pies

• Deberemos llevar los pies limpios. Realizar un lavado diario. En rutas de varios días, prever un lavado improvisado sobre la marcha o en el refugio en el que pernoctemos o descansemos
• Llevar los pies hidratados. Nos aplicaremos crema con antelación (la noche anterior) y también después de la actividad
• Mantener los pies secos. El sudor continuo reblandece mucho la piel y es un agente agresivo. Debilita la piel contra las rozaduras
• Recomendable pies y pierna baja depilada (caña de la bota). El mismo pelo, junto con el sudor pueden producir fricción dañina. Evita las molestias con el uso de protecciones adhesivas
• Mantaner un corte correcto de las uñas. Siempre llevar tijeras en el botiquín
• Eliminar callos y durezas de la piel. Llevar y usar callicidas
• Llevaremos calcetines limpios a diario

Factores a tener en cuenta

Calcetines

• Para el primer contacto con la piel elegiremos calcetines de hilo fino de algodón (hilo escocés), ya que se encargan de la absorción de la transpiración. Son caros y duran poco. Ojo con los de fibra sintética que son muy abrasivos y “encharcan” el pie.
• Evitar los calcetines de trama gruesa o envejecidos. Pasan a ser muy ásperos y agresivos para la piel
• No usar calcetín gordo, solo de relleno (2ª capa). Evitar la lana directa a la piel.
• Vigilar las arrugas y costuras pronunciadas.
Que cubran toda la piel en contacto con la bota. Altos. Más altos que la bota.

Factores a tener en cuenta

Elección del calzado

• A la hora de comprarlo, preguntaremos por el tipo de horma de la bota (ancha, normal o estrecha) para ver si es compatible con nuestro pie
• Probar la bota con calcetín fino, cerrar y probar en posición de andar y de esquiar. En posición de andar y en bajada el pie se desplaza hacia la puntera de la bota presionando los dedos. En posición de esquí o en ascenso el talón se encaja y los dedos se liberan de la excesiva presión. Buscar el equilibrio entre ambas posiciones
• La numeración de la bota es sólo orientativa. Hay que probar y notar las sensaciones. Ajustar de medio en medio número
• Si lo elegimos pequeño, pueden aparecer presiones traumáticas, sobre todo en los dedos al bajar andando (uñas negras)
• Si lo elegimos grande tendremos mayor riesgo de rozaduras (talón móvil), nos obligará a rellenar con más calcetines y plantillas, y tendremos menos control en el descenso
• El botín siempre tiende a ceder por aplastamiento de los acolchados con el uso (medio número)
• El botín conformable, aunque aligera el peso de la bota, es una “fábrica” de rozaduras. Sobre todo si no lo conformamos mediante calor a la forma de nuestro pie. Preguntar en establecimiento especializado con taller. Algunos botines conformables, según el fabricante, se adaptan al tercer o cuarto uso
• Siempre que estrenemos calzado prever otro de emergencia de tipo ligero: sandalias o zapatillas

Actuaciones posibles ante un calzado adquirido

(La hemos “cagao”)

Por fin nos decidimos. Tras probarnos esa estupenda bota en la tienda, damos el paso (nunca mejor dicho), y la compramos. No vemos el momento de estrenarla. Contamos los segundos. Pero algo pasa y el primer día de uso se convierte en una pesadilla. Además, sabemos que no son precisamente baratas las botas de esquí de montaña. Aún podemos hacer algo:

• Si es excesivamente pequeño
Quitar plantilla del botín (si tuviera), buscar plantillas más finas, quitar calcetín (pie desnudo con algún esparadrapo de protección) y enfriar el pie de vez en cuando (que no dilate). Descalzarse de vez en cuando para que descanse e pie.
Si al andar fuera muy doloroso, tendríamos que pasar a andar con los botines o haber previsto calzado de emergencia.

Excesivamente grande
Aumentar el número de calcetines de relleno.
Poner doble plantilla en el botín.
Colocar plantilla de carcasa (entre el botín y el fondo de la carcasa).

La caña nos queda suelta
Rellenar la zona de la espinilla con alguna rodillera o pieza de neopreno.

• Conviene “domar” las botas llevándolas en periodos cortos los días previos a la primera salida.

• En caso necesario se puede hacer un tratamiento térmico de la carcasa y de los botines conformables en talleres y tiendas especializadas.

Factores externos

• Las temperaturas altas y los días calurosos de primavera implican mayor riesgo de rozadura (sudor, pies más hinchados).

• Las temperaturas bajas con una bota que nos presione el pie nos dará sensación de pies “congelados”. Lo mismo si no hemos secado bien el botín de un día para otro. Aunque con el frío será más difícil que aparezcan las rozaduras.

• Los trazados muy llanos implican mayor riesgo de rozadura. Ya que al ampliar la zancada el pie se mueve mucho más con riesgo para el talón y la planta del pie.

• Los trazados más empinados acortan la zancada y hacen que el pie quede más encajado en el talón, disminuyendo el riesgo de rozadura.

El pie “enfermo”

• Cuando tenemos el pie dolorido internamente o sensación de “pie partido” por el uso de botas rígidas, debemos pensar en una posible “fascitis plantar” y necesidad de plantillas ortopédicas.

• Si es aplastamiento y tumefacción de la zona del metatarso por apoyo sobre una superficie dura, lo más probable es que sea una metatarsalgía, que se corrige con una almohadilla y plantillas ortopédicas.

• En caso de inflamación del tendón de Aquiles por exceso de tensión de los gemelos o por presión de la bota, será probablemente tendinitis. Aplicaremos hielo y utilizar alzas para evitar el sobreestiramiento del tendón.

Dolor en el tobillo al cargar el peso sobre el esquí. Posible esguince si hemos tenido alguna caída reciente. Aplicar hielo, vendaje de limitación del movimiento doloroso (vendaje funcional) y antiinflamatorios. Si la tensión es aguda y no nos permite continuar la ruta, habrá que activar el protocolo de rescate.

Zonas más frecuentes de rozadura o presión traumática.

Origen e intervención paliativa

Talón

Bota o botín grande: Ajustar con más calcetines y plantillas.

Botín muy suelto: Atar los cordones con más tensión.

El pie queda suelto. Sujetar el empeine con los ganchos, y si fuera necesario, cerrar la caña de la bota.

Botín deteriorado; efecto “sierra” por las irregularidades creadas al romperse o desgastarse el acolchado interno: Pegar cinta americana, creando una zona lisa.

Botín conformable; no conformado: Conformar en caliente para que adquiera la forma de nuestro pie.

Foqueo de largas zonas llanas: Poner alzas, lo que hace que el paso sea más corto y haya menos movimiento en el talón, porque el pie se desplaza hacia adelante.

Subir sin alzas habiendo pendiente: Poner alzas en todo momento. Poner alzas máximas. Evitando el movimiento excesivo del talón.

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