Barranco D’OS LUCARS o LUCAS o ESPIERRE (Orós Bajo, Alto Gállego, Huesca)

Un barranco imprescindible si hablamos de barranquismo en el valle de Tena. Junto con el Gorgol, forman una combinación incomparable para el descenso de barrancos en ese valle. El Barranco d’Os Lucars es un barranco de nivel medio cómodo de acceso y retorno, bonito por sus formaciones rocosas y su cascada final y divertido por sus saltos y toboganes. En verano suele acusar el estiaje, y baja su caudal, pero en primavera y otoño, cuando hay más agua en los barrancos, este es ideal. Encontraremos rápeles, resaltes, saltos y toboganes. La parte final del barranco es muy bonita con sus dos cascadas encadenadas. En el rápel el guía siempre nos asegurará con una cuerda auxiliar.

Otro descenso de barrancos de nivel 2, con 4 rápeles (dos de ellos se pueden saltar y uno de esos dos bajar en tobogán), el más alto de 30 metros de altura.

Accedemos al barranco a partir del pueblo de Orós Bajo. De ahí aproximamos al principio por una empinada pista que luego se convierte en sendero a la izquierda, señalizado como «Barbenuta – Cascada».

Llegamos al río y nos equipamos (hemos tardado 30 minutos en la aproximación).

Descenso de barranco Os Lucars.

Se trata de un bonito barranco en flysch, con 4 rápeles (13,10, 30 y 16 metros). Ideal después de lluvias. Deberemos tener cuidado con los saltos, ya que por el tipo de roca en que nos encontramos hay muchos desprendimientos. Debe comprobarse antes de saltar.
Para el regreso: Seguimos el sendero junto al río que pasa por otro muro de contención y hacia el pueblo de Orós (10 minutos).

CURIOSIDAD: Los flysch son facies rocosas de origen sedimentario compuestas por una alternancia rítmica de capas de rocas duras -cohesivas- (caliza, pizarra o areniscas) intercaladas con otras más blandas -friables- (margas y arcillas). Esta disposición favorece la erosión diferencial, pues las capas friables son desgastadas con mayor facilidad que las capas cohesivas. Esto hace que las capas duras se queden en resalte y sin apoyo, que así son erosionadas más fácilmente, pero a la vez la existencia de las rocas duras protege a las blandas. El término proviene del alemán y es relativamente antiguo, creado antes del estudio en detalle del fenómeno que describe. Quiere decir fluir, deslizarse o «terreno que resbala».