Ascensión al Balaitus (Balaitous)
por la Brecha de Latour
Balaitus (Pico de Balaïtous o Pico Moros), 3.146 m
Ascensión desde Respomuso por la Brecha de Latour
Pico Balaitús
Ascensión desde Respomuso y por la Brecha de Latour
Montaña emblemática como pocas, rodeada de crestas interminables y la primera mole de más de 3.000m desde el océano, ha tenido mucha historia alpinística en los años de la conquista de las montañas pirenaicas. Es por todo esto que es un destino muy codiciado entre los montañeros, y también porque no es fácil alcanzar su cumbre.
Partimos del refugio de Respomuso, al que llegamos la tarde anterior. El lugar es impresionante, rodeado de montañas de forma casi perfecta, triangulares, que emergen sobre el gigantesco ibón represado del mismo nombre. Remontamos el barranco que tomaremos por la parte de atrás del refugio. La subida ya empieza fuerte, pero es temprano y la temperatura es fresca. Se lleva bien. Dejamos atrás el desvío a las Frondiellas y Aguja Cadier, destino que planteábamos debido a la previsión de tormentas y nubes, pero al final el tiempo también se portó.
Seguimos ganando altura por encima del barranco, con los paredones de las Frondellas a la izquierda, el barranco cada vez más abajo a nuestra derecha, y sobre él, la silueta característica de las agujas de la Cresta del Diablo. Seguimos a la sombra y eso ayuda a subir más frescos y descansados. Hemos hecho muy bien en madrugar. Ya empezamos a pisar neveros que, como no tienen grandes pendientes ni son expuestos, no nos obligan a calzar crampones. Sacamos el piolet por precaución. Cruzamos un par de neveros, y algún otro lo esquivamos, hasta que llegamos al lugar definitivo donde calzaremos crampones para acceder a la Brecha de Latour.
El circo impresiona, y parece que no tiene salida, pero sabemos que se puede subir. Empiezan a caer piedras cerca de nosotros ya que tenemos gente por encima, superando ya la zona de clavijas, así que también nos ponemos los cascos, el arnés y cogemos el piolet.
Llegamos a la base de la brecha, donde quitamos crampones y empezamos a escalar, colocando cuerdas de seguridad en los pasos del bloque empotrado y para llegar a las clavijas. Vamos ascendiendo bien asegurando en dinámico, bien con cuerdas fijas, para superar tanto la brecha como la aguja que nos permitirá ver la cumbre y elegir el que consideramos mejor recorrido. Las nubes van y vienen y hacen que la ascensión tenga un ambiente completamente alpino y espectacular. El tramo final consiste en trepar por rocas, cerca de la cresta, buscando el mejor recorrido e intentando no pisar la nieve de la pala para evitar poner y quitar crampones, que nos haría gastar más tiempo del ideal, y ya es tarde. Así que llegamos a la cumbre muy contentos, y disfrutando de las vistas y además doblemente felices porque las tormentas anunciadas no llegan.
Tras las fotos, mensajes, llamadas, etc, descendemos de nuevo a la aguja sobre la Brecha de Latour. Comenzamos a equipar los rápeles (son de unos 20 metros todos) y el último, de premio, lo equipamos en la cuerda fija y rapelamos sobre la nieve para acelerar el descenso y hacerlo más seguro. A partir de aquí descenderemos hasta las proximidades del refugio y de ahí a La Sarra, en un larguísimo descenso pero con la alegría de cada uno de haber logrado nuestro objetivo.
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