Las raquetas de nieve nos permiten disfrutar de rutas invernales sobre la nieve durante todo el invierno y parte de la primavera. Es importante saber cómo usarlas y cómo caminar con ellas. Te mostramos algunos consejos y recomendaciones que harán de nuestro paseo sobre la nieve una jornada más segura y gratificante.
Calzarse las raquetas de nieve
Las raquetas de nieve tienen una fijación para anclar nuestro pie a la raqueta. Lo va a sujetar por la puntera y por el talón. Antes que nada, tenemos que regular la longitud de la fijación según el tamaño de nuestro pie. El talón de la raqueta es regulable, moviéndose para poder adaptarlo a la longitud de tu pie.
Meteremos primero la puntera, luego el talón, y después ajustaremos las correas alrededor del pie para sujetarlo. Ten cuidado de no apretarlas demasiado, por dos motivos: para que no nos disminuyan o incluso la circulación sanguínea del pie y evitar así que se enfríen o incluso se congelen, y también para evitar rozaduras, porque los remaches y pliegues de nuestra bota rozarán más con nuestro pie.
Subir y bajar con raquetas de nieve
Casi todas las raquetas de nieve disponen de un alza en el talón. Ésta hace que subamos con más comodidad, ya que elevan los talones del suelo y así disminuye el esfuerzo que tenemos que realizar. Para ascender, lo mejor es subir de forma frontal, hacia la máxima pendiente, con las sujeciones del talón sueltas, y el alza puesta, para permitir al pie un movimiento natural de flexión.
Avanzaremos clavando bien la punta de las raquetas (que tiene unos dientes que muerden en la nieve y evitan que nos deslicemos hacia abajo), paso a paso, y echando el peso del cuerpo más bien hacia adelante. Si la pendiente es acusada, o vemos que las raquetas deslizan por la nieve, lo mejor es subir en zig-zag.
Para descender, cuando vamos montaña abajo, lo ideal es bloquear la talonera, para que la raqueta no vaya suelta. Sujetamos los talones, buscamos dónde clavar con seguridad los bastones y vamos caminando en línea recta, hacia abajo. En este caso es mejor llevar el peso del cuerpo hacia atrás, al contrario que en subida, para evitar irnos de cabeza. Importante también es clavar bien los talones en la nieve. Pasos pequeños, y si nos vemos con ánimo, intentar deslizar por la nieve, como diversión. Esto ya es de nota.
En llano
En llano caminaremos a un ritmo que seamos capaces de mantener sin sofocarnos, pudiendo respirar y hablar con normalidad, disfrutando de la montaña. Caminaremos apoyándonos con firmeza en los bastones y con las piernas lo suficientemente separadas como para que no nos pisemos o choquemos las raquetas una contra la otra, para no tropezar y caernos. ¡Atención a las fotos! Un paso atrás con la raqueta en llano es caída segura.
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