Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Ascensión a Monte Perdido en dos días pernoctando en Góriz
Con sus 3.355 m de altitud, nos encontramos ante la tercera montaña más alta de los Pirineos, tras el Aneto y el Posets. Situada en pleno corazón del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Monte Perdido corona el Parque Nacional.
La ascensión guiada al Monte Perdido invernal es una de las ascensiones clásicas del Parque Nacional de Ordesa, al ser la cima más alta del macizo.
Mientras la famosa Escupidera este cubierta de nieve, deberemos considerar la ascensión como invernal, ya que será necesario el uso de piolet, crampones e incluso la necesidad de progresar encordados.
Para llegar a la base de Monte Perdido hay que llegar al refugio de Góriz, que ya nos llevará media jornada (4-5h). Allí nos espera cena y descanso, para poder retomar al día siguiente la ascensión con fuerzas. Se puede elegir ir por tu cuenta o bien acompañados de un guía, según preferencias.
Una vez en Góriz, donde llegaremos antes de la cena, preparamos todo el material para el día siguiente, y madrugaremos para tener todo el día por delante.
Aunque la ascensión desde el refugio no es excesivamente larga en longitud, se caracteriza por la pendiente constante de subida y por la famosa escupidera previa a la cima y que hay que superar con cuidado y bien equipados para el alpinismo invernal.
Salimos del refugio con los crampones ya puestos ya que la nieve ha endurecido por la noche. Esto hará más fácil el ascenso. Tomaremos dirección norte hasta el Ibón Helado (3.000m).
La vista de la gran canal y la escupidera nos sobrecoge. También vemos la pirámide somital del Monte Perdido.
Una vez en este punto nos encordamos y avanzamos prácticamente por la línea de máxima pendiente ganando altura con relativa facilidad dado el buen estado de la nieve.
Llegamos al último collado muy cerca de la cumbre, y en 10 minutos de ascenso relajado hacemos cima del Monte Perdido. El día es perfecto: sol, buena visibilidad y poco viento. Las vistas increíbles.
Tras disfrutar de la cumbre y descansar, comenzamos el descenso. La bajada hasta pasada la escupidera la hacemos muy lenta, pensando cada paso. La nieve está transformando y debemos ir con cuidado.
Pasada la escupidera nos desencordamos y el resto de bajada es una celebración del gran día de alta montaña experimentado.
Aunque nunca se debe cantar victoria. Llegamos sin mayores problemas de nuevo al refugio, donde el grupo se separa. Algunos siguen camino abajo hasta la Pradera de Ordesa y otros han tenido la suerte de poder reservar otra noche en el refugio, con lo que irán más descansados.
La bajada por Ordesa se hace larga sobre todo por el cansancio acumulado, pero siempre con la satisfacción de haber vivido un gran día de alta montaña.
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Muy buenas las fotos hacia el sur del Cañón de Añisclo, Angel!