Esquí de montaña en Portalet
Circular L’Ourade y Ferraturas
Ascensión directísima, sin descanso. Desde la carretera ya empieza una subida durísima y casi sin descanso, al L'Ourade. Por suerte, cuando se calzan los esquís, la inclinación la pones tú.
Circular L’Ourade y Ferraturas
Esqui de montaña cerca de Portalet
Dejamos el puerto de Portalet por la carretera y descendemos hasta llegar a dos viseras antiavalanchas muy próximas una de otra. Aparcamos en la primera que encontramos, que hay sitio, lo que nos obligará esta vez a pasar por dentro de ella caminando (ojo con los coches, no hay iluminación). Una vez entre las dos, comienza un tremendo ascenso por el bosque. Al principio no encontramos sendero, pero en seguida nos topamos con lo que parece ser uno, aunque más bien debe de ser una tiradera de leña por la inclinación que tiene.
Subimos paralelos al barranco de Estrémère y en seguida entramos en calor. Más bien empezamos a sudar de lo lindo. En seguida alcanzamos la nieve pero en un bosque muy denso e incómodo tanto para foquear como para caminar con los esquís en la mochila. Buscando claros llegamos a un buen sitio para calzar esquís y comenzamos a foquear. Como casi todos los años la nieve no es contínua a partir de aquí, con pequeños tramos que deberemos sortear o bien buscar zonas de hierba o arbustos para no quitar esquís. Este año también vemos muchísimas grietas en la nieve que dejan ver el barranco que tenemos debajo. Precaución.
La subida es tan vertiginosa que en seguida tenemos unas vistas inmejorables del valle, ya con sus bosques completamente verdes. No ha habido rehielo nocturno y la nieve está fácil de subir. En caso contrario habría que ir con mucha precaución, cuchillas o incluso crampones, ya que hay zonas de bastante inclinación. La nieve va pasando de costra a primavera según la orientación de la ladera, pero al final conseguimos subir hasta el Ourade sin poner cuchillas y sin apenas dificultad. En realidad no estamos en la cumbre propiamente dicha, ya que se trata de un gendarme de roca que habría que escalar, así que nos quedamos en una loma cercana muy cerca de la cumbre.
Una vez en el collado nos entran dudas. Otro grupo no se ha atrevido a ascenderlo. Se ve muy cargado, y esas pendientes son ya más proclives a avalanchas, por su inclinación. Tenemos dos factores: cantidad de nieve e inclinación. Dudamos un momento, pero nos acercamos a comprobar otro de los factores: la calidad de la nieve. Estas comprobaciones las llamamos VRAST (Valoración del Riesgo de Avalanchas sobre el Terreno), y nos permiten ir decidiendo sobre la marcha la mejor ruta, o la más segura (al menos en teoría). Una vez en la pala, metidos “en faena”, vemos que la nieve no está como aparentaba (polvo o placa), sino más bien dura y costra, lo que nos asegura que la pala es segura (en el sentido de caída de la pala entera y nosotros con ella, aunque no en el de resbalar y caer). Casi valoramos poner cuchillas, pero es una costra que rompe bien. Así que llegamos a la cumbre muy contentos ya que el día está saliendo redondo.
Quitamos focas y descendemos hacia la derecha (noreste) unos pocos metros, hasta una vaguada cercana. Podríamos descender un poco más, pero ni la nieve está estupenda ni el día está claro, así que descendemos lo mínimo para acercarnos a nuestro segundo objetivo, el Ferraturas, un espectacular pico por las cornisas que tiene hacia el sur. Ascendemos también sin apenas dificultad y vamos buscando la ruta de descenso por el barranco de Estrémère. Aunque parece muy empinada, en realidad no lo es tanto. Lo único preocupante hoy son las coladas que podamos provocar y las grietas que se forman junto a las rocas.
Tras este estupendo descenso, sólo nos queda no emocionarnos demasiado y empezar a buscar, hacia la izquierda, el paso (oculto por un gran hombro) para volver a la traza de subida antes de encontrarnos con unas paredes inesquiables. Es fácil de prever (tras una gran pared de roca hay que empezar a buscar hacia la izquierda, sobre los 2000m de altitud) pero no se ve claramente. Una vez enlazada la ruta de subida, descendemos entre grietas amenazantes y volvemos al bosque apurando cualquier claro con lengua de nieve. Al final conseguimos apurar hasta un sitio seguro para quitar esquís y volver a la empinada senda que nos devolverá de nuevo a la carretera.
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