Esquí de montaña en Portalet
Espelunciecha y Arroyeras
Cuando cierran las pistas, es nuestro turno, nuestro momento de disfrutar de esos paisajes como eran antes, sin ruidos ni colas. Aunque queden los remontes
Esquí de montaña en Portalet
Picos Espelunciecha y Arroyeras
Una vez han cerrado las pistas, encontramos todo un mundo completamente diferente, aunque sea el mismo, en toda la zona que llaman «dominio esquiable», para practicar esquí de montaña. Ahora el dominio es nuestro y esquiamos a nuestras anchas sin molestar ni ser molestados. En una ruta improvisada, ascendemos al Espelunciecha por su corredor norte (foqueándolo por completo!) y después, cruzando uno de los ibones de Anayet, el Arroyeras por una variante que nos lleva por un pequeño tramo de cresta esquiable muy fácil pero no por ello menos espectacular.
Además de que han cerrado las pistas, la cantidad de nieve que hay en estos días es excepcional, así que el disfrute es doble. Eso sí, iremos con cuidado, porque las altas temperaturas provocan coladas que, aunque de tamaño no muy grande, pueden hacernos daño. Así que vamos improvisando, primero por zonas suaves, para calentar, y luego siguiendo otras huellas que alguien ha abierto por el corredor norte de Espelunciecha, al que recomendamos lea este artículo. Donde pudimos, mejoramos esa traza para hacerla más amable y llevadera. Pocas veces se puede subir foqueando este corredor, así que aprovechamos la ocasión.
Una vez en el Espelunciecha vemos todo el Pirineo Aragonés que tenemos a nuestro alrededor. Está como pocas veces. Vemos el Anayet, Midi, Infiernos… Tantos picos que no sabemos dónde detener la mirada. Viendo el panorama, decidimos descender hasta los ibones de Anayet y allí, por terreno seguro, dirigirnos hacia el Arroyeras, que, como todos los demás picos, está excepcionalmente nevado. Una vez en el ibón ponemos focas y nos acercamos hacia el pico. En lugar de hacer la ruta de siempre, subimos a un collado anterior para hacer un trozo de cresta fácil (sin descalzar esquís) hasta el collado clásico del Arroyeras.
Una vez en el collado nos entran dudas. Otro grupo no se ha atrevido a ascenderlo. Se ve muy cargado, y esas pendientes son ya más proclives a avalanchas, por su inclinación. Tenemos dos factores: cantidad de nieve e inclinación. Dudamos un momento, pero nos acercamos a comprobar otro de los factores: la calidad de la nieve. Estas comprobaciones las llamamos VRAST (Valoración del Riesgo de Avalanchas sobre el Terreno), y nos permiten ir decidiendo sobre la marcha la mejor ruta, o la más segura (al menos en teoría). Una vez en la pala, metidos «en faena», vemos que la nieve no está como aparentaba (polvo o placa), sino más bien dura y costra, lo que nos asegura que la pala es segura (en el sentido de caída de la pala entera y nosotros con ella, aunque no en el de resbalar y caer). Casi valoramos poner cuchillas, pero es una costra que rompe bien. Así que llegamos a la cumbre muy contentos ya que el día está saliendo redondo.
Quitamos focas y descendemos rodeando el Arroyeras hacia el barranco de Culivillas. La nieve es cambiante pero se va dejando esquiar. Tenemos que ir buscando las orientaciones de mejor calidad. A veces a la sombra, a veces al sol. Una vez en el barranco, algunos apuran sin poner focas en una diagonal bajo el Espelunciecha, y otros descienden al valle para poner focas unos minutos y subir a la zona de La Glera. De ahí un corto descenso para después ascender otro pequeño tramo al collado Garme. Y de ahí, último descenso hasta el aparcamiento. Estupendo día de esquí de montaña.
Una estupenda ruta circular de las innumerables que podríamos haber hecho en un día como hoy, improvisando, buscando zonas seguras y, sobre todo, disfrutando de la compañía, del día y de la nieve, en una zona que nunca defrauda por su belleza, sus vistas y el maravilloso entorno que es el Pirineo Aragonés
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