Punta Suelza, un casi 3000 en Sobrarbe - Guías de Montaña Casteret

Ascensión guiada a Punta Suelza

con transporte 4×4

La zona del Valle de Chistau es muy especial, diferente y, sobre todo, solitaria

Punta Suelza (2.972 m.)

Valle de Chistau (Sobrarbe)

Aunque tenemos cumbres emblemáticas en esta zona (Posets, Bachimalas, Eristes, Suelza, Culfredas, etc), hay que reconocer que sigue siendo un valle solitario. Sobre todo porque para aproximarnos a estas cumbres, necesitamos un vehículo alto o 4×4.

Por la pista que nos lleva a Viadós, cogiendo el desvío a las Bordas de Biziele (a unos 6 km), se puede subir hasta casi 1.800m (el puente de la Coma o de Monzarro). La pista está en un estado en el que se puede subir con un coche normal, aunque alto, o bien 4×4. Poco porteo de momento entrando por la derecha orográfica del barranco, aunque preferimos caminar al sol temiendo que la nieve estuviera muy dura, por la hierba, unos 15 minutos. Vamos ganando altura y vamos girando a la derecha, dejando a nuestra izquierda el collado de Verdemené (otra ruta para subir) y acercándonos bajo la cumbre, sobre la línea rocosa vertical, bajo la pala sur y la cima. Sobre esta muralla de roca hay un altiplano sencillo de recorrer, aunque depende mucho de las condiciones.

Recorremos el altiplano bajo las cornisas amenazantes pero con muy buena nieve, ni muy dura, ni muy fundida. En pocas zetas llegamos al final de la pala, buscando el paso menos expuesto (aunque algo es) para acceder a la otra vertiente de la montaña (cara oeste), más helada, aunque ya casi en la cumbre. Las vistas son espectaculares.

Nos asomamos a la vertiente de Urdiceto, y vemos el embalse helado. Las cornisas que adornan Punta Suelza son muy grandes, y nos asomamos con cuidado. Hace un día casi primaveral, aunque en la cumbre corre una ligera brisa heladora. Quitamos pieles y la primera parte, hasta volver a la cara sur, la haremos con mucho cuidado, porque una caída podría ser fatal. También tenemos que evitar varias líneas de piedras y esquiar con cuidado.

Pero una vez en la pala sur, comienza la fiesta del esquí con nieve primavera, una pendiente moderada y un sol estupendo. Disfrutamos como nunca, y, como siempre, en estas bajadas tan buenas, recordamos por qué nos gusta tanto el esquí de montaña. La nieve está perfecta. Hemos tenido la suerte tremenda (y eso que pensábamos que íbamos tarde) de comenzar a descender en el momento adecuado. Sabemos que más abajo la cosa empeora, pero eso llegará después.

Y tanto que llegará. En la sombra la nieve ya no es tan perfecta, pero es lo que tiene esta actividad, saber defenderse en todo tipo de nieves. Llegamos hasta los coches con los esquís puestos y una sonrisa como pocos días.